
En las organizaciones, la planificación suele ser una práctica arraigada en la retrospección. Las decisiones estratégicas se fundamentan en lo que ha sucedido previamente, utilizando los datos históricos como brújula para el futuro. Este enfoque tradicional ha sido valioso, pero el dinamismo actual del mercado exige un cambio de paradigma en la forma en que las organizaciones planifican y se preparan para el futuro.
En el ámbito de la consultoría organizacional, el cambio de paradigma en la planificación es una conversación que se desplaza del “¿qué fue?” al “¿qué será?”.
Forma actual de planificación: basada en lo vivido en la empresa en el pasado
El método convencional de planificación se basa en el análisis de datos históricos y tendencias pasadas. Las estrategias se moldean según lo que ha funcionado o no en años anteriores.
Algunas de las técnicas más conocidas de planificación son:
1. Análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas)
2. Historial de Ventas y Datos Financieros
3. Investigación de Mercado y Estudios de Segmentación
4. Benchmarking
5. Métodos de Pronóstico
Si bien esta forma de planificación ha brindado cierta estabilidad y dirección, estas técnicas son insuficientes para afrontar la incertidumbre y la rapidez con la que evolucionan los mercados. Es por eso por lo que la transición hacia una planificación más orientada al futuro se ha vuelto crucial para la adaptabilidad y sostenibilidad a largo plazo de las organizaciones.
Nueva forma de planificar: con miras hacia el futuro
La transición hacia un nuevo paradigma implica un cambio radical en la mentalidad de planificación. En lugar de depender exclusivamente de lo que ha ocurrido en el pasado, las organizaciones están optando por un enfoque más proactivo y orientado al futuro. Se trata de anticiparse a los cambios, identificar tendencias emergentes y proyectarse hacia un horizonte que aún no ha tomado forma.
Planificar con foco en lo que se quiere lograr como organización
Este nuevo enfoque no sólo trata de cambiar la base de referencia, sino también de redefinir las metas y objetivos de la organización.
La planificación estratégica se centra en definir una visión clara del futuro deseado y establecer metas ambiciosas que impulsen a la empresa hacia adelante.
Algunas técnicas y herramientas innovadoras que emplean las organizaciones para anticiparse y prepararse para lo que está por venir, son:
1. Escenarios prospectivos: Esta técnica implica la creación de múltiples escenarios futuros posibles. Se analizan diversas variables y tendencias externas e internas para imaginar diferentes futuros y cómo podrían afectar a la organización. Estos escenarios ayudan a prepararse para una gama más amplia de situaciones.
2. Pensamiento “Design Thinking” y “Agile”: Estos enfoques se centran en la flexibilidad, la experimentación rápida y la iteración continua. El pensamiento de diseño se enfoca en entender las necesidades del usuario final y crear soluciones innovadoras, mientras que el enfoque ágil se basa en adaptarse rápidamente a cambios en el entorno y en las necesidades del mercado.
3. Análisis de “Big Data” y predicción predictiva: El uso de análisis avanzados y algoritmos predictivos sobre grandes conjuntos de datos permite identificar patrones emergentes y predecir tendencias futuras con mayor precisión. Esto ayuda a tomar decisiones más informadas y proactivas.
4. Planeación estratégica prospectiva: A diferencia de la planeación estratégica convencional, este enfoque se centra en la identificación de señales débiles y tendencias emergentes que podrían transformar el entorno empresarial. Busca anticiparse a los cambios disruptivos para poder adaptarse con mayor agilidad.
5. Estrategias de innovación y experimentación continua: Fomentar una cultura empresarial que abrace la experimentación y la innovación constante. Esto implica asignar recursos para investigar, desarrollar prototipos, probar nuevas ideas y adaptarse rápidamente a los resultados.
Estas técnicas buscan romper con la dependencia exclusiva de los datos históricos y en lugar de eso, se enfocan en prepararse para lo desconocido. Se trata de crear una mentalidad y una infraestructura que permita a las organizaciones adaptarse ágilmente a entornos volátiles y ser proactivas en la creación del futuro en lugar de sólo reaccionar ante él. Este cambio de mentalidad proporciona a las organizaciones una ventaja competitiva al permitirles ser más ágiles, innovadoras y adaptativas en un mundo empresarial en constante evolución.
Dejar de planificar tomando el pasado como referencia total y proyectarse al futuro con ambición implica deshacerse de la mentalidad de “siempre lo hemos hecho así” y adoptar una mentalidad más ágil y prospectiva. Significa estar dispuesto a tomar riesgos calculados, explorar nuevas ideas y desafiar constantemente el statu quo.
¿Por qué es mejor implementar esta nueva forma de planificación y no quedarse con la actual?
La razón principal radica en la capacidad de adaptación. El entorno empresarial actual es impredecible, y confiar únicamente en estrategias pasadas puede llevar a la obsolescencia. Adoptar una planificación orientada al futuro permite a las organizaciones estar mejor preparadas para los desafíos emergentes, fomenta la innovación continua y la agilidad necesaria para prosperar en un mundo empresarial en constante cambio.