Inteligencia Artificial: ¿Oportunidad o Amenaza?

En la era actual de la transformación digital, la Inteligencia Artificial (IA) es una herramienta poderosa, que trae consigo infinitas posibilidades para las empresas, sobre todo en su búsqueda de eficiencia y competitividad, como lo comentáramos en nuestra entrega de la semana pasada.

Esta semana seguiremos ahondando en este fenómeno desde una perspectiva holística, que considere tanto sus promesas como sus potenciales desafíos.

Con el surgimiento de estas nuevas tecnologías, también ha aumentado la incertidumbre en las organizaciones, y se han generado múltiples preguntas adicionales. Hoy intentaremos ofrecer respuesta a algunas de ellas.

¿La IA es una herramienta que predice o manipula?

La inteligencia artificial (IA) ha despertado tanta fascinación como preocupación debido a su capacidad de predecir patrones y comportamientos, lo cual plantea la cuestión fundamental: ¿es una herramienta que predice o manipula?

La pregunta está plenamente justificada, cuando uno observa cómo los algortimos predictivos son utilizados para decidir qué contenidos mostrar a las personas en las redes sociales, como lo grafica el documental “El Dilema de las Redes Sociales”, exhibido hace 3 años en Netflix, o lo que ocurrió con la manipulación de las elecciones estadounidenses hace un tiempo atrás.

El daño mayor que se señala que puede generar el uso de IA en este tipo de entornos es que contribuiría a la polarización de las opiniones, con su consiguiente carga emocional y social.

También se discute sobre la fuente de la información con que se alimentan los algoritmos de la IA, asimilándolas a lo que ocurre con plataformas como Wikipedia.

¿Está la información corroborada en términos de su veracidad? ¿Está libre de sesgos que impliquen discriminaciones de cualquier tipo (raciales, religiosos, de género, etc.)?

Desde nuestro enfoque, la clave reside en la ética y la transparencia en su implementación. La IA, dotada de algoritmos avanzados y capacidad de aprendizaje automático, puede ser percibida como una herramienta que predice el comportamiento humano y empresarial. No obstante, es crucial discernir entre el uso ético y el abuso de esta tecnología.

Creemos que la IA tiene el potencial de ser empleada como una herramienta predictiva que, en manos expertas y de altos estándares éticos y morales, y con el debido respeto a los derechos humanos, contribuye a la toma de decisiones fundamentadas.

¿Fue creada para reemplazar a los trabajadores?

El temor a la sustitución laboral por parte de la IA es comprensible. Es el temor que siempre ha surgido ante nuevos desarrollos tecnológicos desde la Revolución Industrial en adelante.

La historia demuestra que, en términos netos, no se pierden empleos, sino que se sustituyen. O dicho de otro modo, que se generan nuevos tipos de empleo y desaparecen otros que han sido superados por la tecnología. Y que algunos otros oficios o profesiones mutan. Ejemplo de esto es lo que pasó en su momento con los contadores, que incorporaron un rol más de análisis y ya no sólo de registro.

Pero ese proceso no es automático. Efectivamente, quienes por diversas razones, no siempre atribuibles a ellos mismos, no pudieron reciclarse o reinventarse, perdieron sus empleos. Muchos de ellos en segmentos más vulnerables, además (ya sea por edad, nivel de calificación, nivel socioeconómico, entre otros factores).

Esta dinámica es parte de por qué se generan y popularizan ciertas tecnologías. Las tecnologías se crean para satisfacer algunas necesidades de la sociedad o de sus organizaciones, tales como simplificar procesos, disminuir costos, aumentar rendimientos, reducir tiempos, facilitar o democratizar el acceso a productos o servicios, resolver problemas sociales o ambientales, o mejorar calidad de vida de grupos de personas, entre los motivos principales.

En ese sentido, la generación de una nueva tecnología en sí misma no busca eliminar puestos de trabajo, pero claramente más de alguna sí apunta a eso o lo tiene como consecuencia.

En el caso de la IA, ella no fue creada con el fin de eliminar puestos de trabajo, ni mucho menos desplazar a los trabajadores. Más bien fue pensada para entregar soluciones rápidas y efectivas a las personas y, de esta manera, potenciar sus capacidades.

La IA puede automatizar tareas repetitivas y rutinarias, liberando así el tiempo de los empleados para enfocarse en actividades de mayor valor añadido, como la creatividad, la innovación y la atención al cliente.

Por lo tanto, con el conocimiento y las herramientas adecuadas, en lugar de ser una amenaza, la IA se presenta como una oportunidad para la evolución del trabajo hacia roles más especializados y gratificantes.

Es necesario destacar que, si bien algunos puestos de trabajo pueden ser transformados, o incluso desaparecer debido a la automatización, la IA también crea nuevas oportunidades laborales en campos como la ciencia de datos, la ingeniería de IA y la ética digital.

Pero, como indicáramos más arriba, no cualquier persona se puede “reconvertir” hacia estas nuevos oportunidades laborales.

Por ello, nuevamente la ética y el respeto por los derechos de las personas pasa a jugar un rol fundamental al momento de incorporar nuevas tecnologías, y en este caso la IA.

A través de una buena gestión del cambio, que tenga esta mirada holística, se puede introducir la nueva tecnología y ayudar a todos a adaptarse a la nueva situación o a obtener una mejor empleabilidad, si le toca salir de la organización fruto de la innovación o transformación.

En Acorde Valor podemos apoyar a los tomadores de decisiones a construir la estrategia de cambio desde esta mirada más integral.