EL TRABAJO YA NO ES LO QUE ERA …NI LO QUE SERÁ

(Emerge una nueva manera de organizar el trabajo)

A partir de la “tormenta perfecta” que resultó ser para las organizaciones la combinación entre “estallidos sociales” (Chile no fue el único país afectado por esto), cambio climático cada vez más evidente y la pandemia, muchos de los paradigmas más habituales relacionados con la gestión de empresas y de negocios se vieron cuestionados, por decir lo menos.

Quienes pensaban que, una vez que se encontrara la vacuna que frenara o terminara con la pandemia, y que pasara el efecto inicial de los estallidos sociales respectivos, todo volvería a la “normalidad”, se equivocaron.

En una presentación en el año 2020 para las empresas afiliadas a la Mutual de Seguridad hacíamos la pregunta si lo que se buscaba era sólo sobrevivir, o bien aprovechar la oportunidad (que toda crisis encierra) de transformarse. Ya no sólo hay que preocuparse de conducir al equipo y cumplir los reglamentos, esta nueva realidad integra nuevas variables que SI afectan tu negocio/ desempeño.

Una de las cosas que cambió es que “las externalidades se sentaron a la mesa”. Entre los nuevos drivers para la gestión de las empresas aparecieron unos como compliance, medio ambiente, vecindario (o comunidad), una mirada más amplia de salud y seguridad (no sólo física, sino que también emocional y familiar, por ejemplo), cumplimiento con principios de equidad, inclusión y diversidad, entre varios otros.

Otra cosa que esta tormenta perfecta ha dejado en evidencia en su grado más extremo, es que efectivamente estamos viviendo en un mundo cada vez más volátil, incierto, complejo, ambiguo (VICA), “quebradizo”, no-lineal e impredecible (BANI). La siguiente imagen que le vi por primera vez a Andrés Freudenberg lo grafica:

¿Les parece familiar? Sólo faltan las pandemias. ¿Saben de cuándo es esta imagen? Del año 2010. Los síntomas ya se venían manifestando hace un tiempo. Así como los que derivaron en los descontentos sociales expresados en tantos países del mundo.

La actitud con que nosotros abordemos estos desafíos es nuestra elección. Podemos intentar que todo siga igual, porque es nuestra “zona de comodidad”. O escoger “fluir” con el cambio y buscar la manera de “navegar” e incluso mejorar la posición actual a partir de ello.

O podemos generar proactivamente cambios que, yendo en la dirección de lo que en la sociedad se está buscando, al mismo tiempo permita el surgimiento de una nueva forma de hacer organización.

Tanto para la segunda como la tercera respuesta a los cambios, resulta clave desarrollar la capacidad de RESILIENCIA. La mejor manera de graficar la resiliencia es la figura del “mono porfiado”: recibe un golpe, lo absorbe y se vuelve a parar. Sólo un matiz: en la resiliencia, al pararse lo hace como una mejor versión de sí mismo. Si me paro igual que antes, el siguiente golpe nuevamente me tirará al suelo. Por eso, debo buscar ser una mejor versión.

¿Y cómo una organización puede ser una mejor versión de sí misma? Si consideramos que una organización como tal no existe, sino que lo que existe son redes de relaciones entre personas que buscan colaborar para un fin común, entonces una mejor versión de sí misma tiene que ver con una MEJOR FORMA DE RELACIONARSE ENTRE LAS PERSONAS.

En la encuesta de Ernst & Young “Work Reimagined 2022” (El trabajo reimaginado 2022), realizada a más de 17.000 trabajadores en 22 países diferentes (incluyendo Chile), se observa que las personas buscan, entre otras cosas:

  • Mayor flexibilidad horaria y de trabajo (incluyendo la posibilidad de trabajo híbrido)
  • Mejores oportunidades de carrera
  • Una ubicación del trabajo más cercano a sus hogares
  • Mejores programas de bienestar general
  • Mayor equidad (no sólo en las cuotas de empleo, sino que en las condiciones laborales y su vinculación con la vida familiar)
  • Y, sobre todo, mayor espacio para poder seguir las metas personales y familiares.

En un contexto inflacionario como el actual, mejores remuneraciones es una obviedad.

Estos desafíos, y la lista puede seguir, requieren nuevas respuestas de estructuración del trabajo (y sus jornadas), nuevas respuestas desde una mirada ya no sólo de “dar empleo”, sino desde el “employee journey” (la experiencia que estamos invitando a vivir a nuestros colaboradores) y por cierto, y muy centralmente, desde los estilos de liderazgo y empoderamiento de las personas.

¿Cómo lograrlo? Los invitamos a leer nuestro próximo artículo, para más detalles.

Mientras tanto, los invitamos a dejarnos sus comentarios sobre este tema, u otro que sea de su interés.