“El Cuento del Lobo” (Tercera Parte): ¿Cómo construir responsabilidad social de una manera creíble?
Decíamos hace algunas semanas que es clave que las empresas “hagan carne” sus buenas intenciones de ser responsables con la sociedad en la que desarrollan su actividad económica. Señalábamos que eso pasaba por definir Y VIVIR los valores que regirían su toma de decisiones en todos los ámbitos de la organización. Y, en segundo lugar, por entender que la primera responsabilidad “empieza por casa”, esto es, la forma en que se relacionan con sus colaboradores y sus familias.
Un primer ejemplo lo planteábamos con lo ocurrido durante la pandemia y todos aquellos trabajos que pasaron a modalidad remota. Sin duda que hay más ejemplos, uno de los cuales queremos plantear hoy.
Empoderar a los colaboradores: se habla mucho del trabajo digno. ¿Qué más digno que sentir que el trabajo que uno realiza permite “desplegar las alas” de la persona, en el sentido de poder ocupar más habilidades, capacidades y conocimientos?
Para ello, primero debe revisarse el tipo de tareas que estamos encargando a nuestros colaboradores y ver cómo se pueden enriquecer desde una perspectiva de contenido y de atribuciones. Y buscar la manera de que aquellas tareas más bien “embrutecedoras” puedan ser sólo una parte menor de sus responsabilidades o derechamente ser automatizadas (también de esto se trata la “transformación digital”).
Lo segundo, hay que preparar a las personas adecuadamente para que estén en condiciones de ejecutar esas nuevas tareas, enriquecidas. En Chile, eso puede ser un desafío, si esas tareas son más complejas. Lo anterior, por los bajos niveles de preparación escolar y de capacitación de un porcentaje importante de la fuerza laboral.
Y es en ese punto donde empieza la responsabilidad social a operar: se puede esperar a que el sistema escolar mejore, lo que de todas maneras tomará como mínimo una generación completa (12 años) en mostrar su efecto completo, o se empieza a complementar en la empresa aquello que falta, al menos para el buen desempeño laboral.
Y no hablamos sólo de enseñar (con metodologías muchas veces poco efectivas) lo técnico básico para ejecutar la tarea, sino de dotar a las personas de una mejor capacidad de comprensión lectora y de instrucciones, de hábitos de trabajo efectivos, de buenas formas de trabajar en equipo de manera eficaz, de habilidades de comunicación verbal y escrita apropiadas, entre otras.
Pero también, y esto es clave, ayudar a que las personas “se crean el cuento”, esto es, que sientan que son capaces de más de lo que han estado haciendo hasta ahora, que amplíen su horizonte de oportunidades. En síntesis, que aspiren a más. Esa sana ambición les permitirá tener esa cuota de inconformismo que las lleva a querer desarrollarse y eso, a su vez, es lo que generará la verdadera movilidad social.
Si las empresas empezaran a hacer mucho más esto, las personas se sentirían respetadas y queridas, sentirían que su lugar de trabajo los dignifica y serían las primeras en respaldar los emprendimientos.
“Las empresas no son colegios”, dirán algunos. Efectivamente, no lo son. ¿Cuánto buen profesor, con vocación de tal, no estaría dispuesto a apoyar implementando programas de este tipo, que – de paso – le permitiría generar un mejor ingreso?
“Si los capacito más, como no puedo pagarles más se me van a ir.” Ese argumento lo hemos escuchado muchas veces. La respuesta es: si no los preparan y capacitan, se les van a quedar. ¿Acaso prefieren tener trabajadores con bajos niveles de desempeño y motivación, para que no se les vayan?
“Las PYMEs no tienen ni tiempo ni dinero para financiar algo de este tipo.” Cierto, hoy no tienen el dinero. Y tampoco tienen los desempeños que les permitirían aspirar a otro nivel de desarrollo para llegar a tener ese dinero. Acá es donde o podría intervenir el Estado para apoyar con fórmulas de financiamiento, o bien las asociaciones gremiales desarrollar una labor, como – por ejemplo – lo hace ASIVA, en la V Región. Y hay otros caminos también.
¿Quieres profundizar más a este respecto? ¿Quieres entender cómo podría implementarse un programa en tu empresa en esta línea? ¿Tienes otras ideas que quisieras compartir?
Queremos leer tu opinión en el espacio de comentarios, o nos puedes escribir a conversemos@acordevalor.com
Seguiremos haciendo aportes en torno a cómo ir integrando la responsabilidad social con una gestión de personas centrada justamente…en las PERSONAS.


