
El “lado oscuro” del emprendimiento: ¿Qué significa salirse de la fuerza laboral?
Durante la pandemia, hay muchas personas que, ante la adversidad de no poder trabajar y ver en peligro sus ingresos, decidieron emprender sus propios negocios y varios lograron, con éxito, mantenerse en pie hasta ahora. Sin embargo, no pocos de aquellos emprendimientos no lograron sobrevivir y hay otros tantos que siguen luchando por mantenerse a flote.
Emprender es una buena alternativa para quienes tienen una idea de negocio y un propósito para lograrlo, pero también es cierto que emprender no es para todos y conlleva varios riesgos, entre los cuales está el desarrollo profesional.
Pongamos el siguiente caso: Tienes una idea de negocio, un propósito, una misión y un plan de implementación listos, pero el tener que trabajar de 9 a 18 horas en una empresa es un obstáculo para tu emprendimiento por lo que decides renunciar para “seguir tu sueño”. Pasan los meses, incluso años y ves que no has obtenido el resultado que esperabas, entonces tomas la difícil decisión de volver al mundo empresarial y comienzas a buscar trabajo activamente, pero…
¿Qué sucede cuando llevas mucho tiempo fuera del mundo empresarial? ¿Qué conlleva el autoexiliarse de la fuerza de trabajo?
A continuación te contamos lo que nadie habla y lo que los nuevos emprendedores no consideran a la hora de renunciar a sus trabajos, y que son los riesgos (no sólo económicos) de emprender y que luego se constituyen en desafíos de la reinserción laboral:
1. Pérdida de experiencia laboral
El mundo empresarial es muy competitivo y cada día son más las personas que cuentan con gran experiencia y habilidades muy valoradas por las empresas, por lo que al ausentarte un tiempo podrías no estar cualificado para los actuales requisitos laborales, a menos que tu experiencia empresarial pueda transformarse en aprendizajes que sean relevantes para tu reinserción.
2. Credibilidad profesional o laboral
Muchas veces volver a trabajar como dependiente después de mucho tiempo puede ser percibido por quienes contratan casi como empezar de nuevo. Las empresas que te den la oportunidad pueden dudar respecto de tu compromiso con un trabajo como dependiente de terceros, luego de haberle “probado el gustito” a lo que te brinda ser “independiente” (en estricto rigor dependes de los clientes). Y por esta duda, las empresas podrían querer “un período de prueba”, con la consiguiente incertidumbre e inestabilidad emocional.
3. Inadaptación
El haber “probado” ser tu propio jefe, con tus propios horarios y sistema de trabajo, y tu autonomía total para tomar decisiones, puede ser un factor importante que te dificulte volver a adaptarte al entorno laboral, por lo que sentirte fuera de lugar en la oficina puede ser un sentimiento normal.
4. Capacidades y competencias
La tecnología avanza tan rápido que es urgente ponerse al día con las competencias relevantes para el ámbito de negocios de la empresa a la que llegues, incluso si fuera la misma en la que trabajabas antes de independizarte. Alguien más habrá ocupado el puesto que tú tenías, los estilos pueden haber cambiado, a modo de ejemplo. Si no tuviste la oportunidad de mantenerte al día en los cambios, este podría ser un “aterrizaje forzoso”.
5. Imagen de “fracaso”
En nuestra sociedad, si no te va bien en un emprendimiento, se te cuelga el cartel del “fracaso”, con los estigmas asociados. No tiene por qué ser la única lectura: bien podría ser la del aprendizaje realizado y la del espíritu de iniciativa (“al menos se intentó”), ambas cualidades muy importantes en el mundo actual. Pero entenderlo de esta manera y pararse frente a los demás desde ahí requiere fortaleza de carácter y paciencia inicialmente.
¿Significa esto que no se debe emprender?
¡POR NINGÚN MOTIVO!
Sólo significa que antes de tomar la decisión de hacerlo se debe sopesar estos aspectos. Y si emprendes y no te va bien, tener claro de qué manera volver a reinsertarte como empleado.
En Acorde Valor te podemos ayudar con este camino