El 2022 ha sido un año marcado por el cambio y adaptación a la “nueva realidad” post pandémica, la cual ha atraído nuevas oportunidades y exigencias al mundo laboral. Entre ellas podemos nombrar a las nuevas modalidades de trabajo, en donde el sistema remoto e híbrido han llegado para quedarse y muchos hoy prefieren trabajar desde casa o desde cualquier parte del mundo. Y es que a raíz de las cuarentenas y la distancia social, las personas valoran mucho más su libertad y calidad de vida que un trabajo estable y un sueldo fijo.
¡La flexibilidad lo es todo!
Las nuevas generaciones han descubierto que sí es posible trabajar sin horarios y sin fronteras. Valoran más el tiempo personal, con sus amigos y familiares, que el sueldo o los beneficios que las empresas les puedan ofrecer. Por lo que se ha producido un fenómeno nunca antes visto en el mundo, del que no ha estado exento nuestro país:la fuga laboral.
Esto no es renunciar a una empresa para entrar a otra, sino que es salirse completamente del sistema dependiente para emprender y cada uno poder ser su propio jefe, con sus horarios, su espacio y, en definitiva, sus reglas.
Otro aspecto importante que motiva la fuga laboral es la falta de desafíos y oportunidades de desarrollo profesional que hay en las empresas. Este factor se ha venido pronunciando desde hace algunos años pero no es hasta ahora que se ha vuelto un factor determinante a la hora de postular y elegir un trabajo.
Las personas no están dispuestas a estar 10 años haciendo lo mismo. Quieren salir de la zona de confort, tomar desafíos que les permitan demostrar sus habilidades y desarrollarse profesionalmente, y por supuesto, ser reconocidos por sus aportes, No le tienen miedo a los riesgos y prefieren “descubrir el mundo” antes que la estabilidad.
Todo esto no suena tan malo, desde el punto de vista del empleado, sin embargo representa un gran problema para las empresas, ya que contratar a una persona conlleva un costo y un riesgo muy alto para ésta.
¿Es bueno salirse por completo de la fuerza laboral? ¿Emprender es para todos? ¿Qué es lo que las nuevas generaciones no están tomando en cuenta?