EL CUENTO DEL LOBO: ¿Cómo construir responsabilidad social de una manera creíble? Segunda Parte

Como decíamos la semana pasada, existen desafíos para las organizaciones chilenas en este ámbito, empezando por generar mayor credibilidad de las buenas intenciones. Se habla mucho de que habría organizaciones que usarían políticas e iniciativas de responsabilidad social para hacer lo que se conoce como “greenwashing”, esto es, realizar actividades más que nada “cosméticas”, para generar una imagen de preocupación por las comunidades y el medio ambiente, y no por auténtico interés por generar un estilo de gestión más equilibrado y desde una plataforma ética.

En línea con lo anterior, en nuestra mirada, lo primero que debe hacer el liderazgo de una organización que auténticamente quiere desarrollar una gestión con foco ESG es definir los valores por los que quiere regir su toma de decisiones.

En este punto, coincidimos con lo que Alan Meyer, Director General de Mercado Libre, comentaba hace unos días en una columna de opinión de El Mercurio: “[…] en esencia, ninguna promesa será mejor que una que puedas cumplir”.

El principio de accountability nos ilustra al respecto:

1. Sólo promete lo que creas sinceramente que estarás en condiciones de cumplir,

2. Esfuérzate al máximo por cumplir lo que prometiste, y

3. Si por alguna razón ves que no estarás en condiciones de cumplir tu promesa, avisa oportunamente y ofrece una solución o compensación de los efectos de no cumplir.

¿No se ve muy difícil, cierto? Y, sin embargo, es cosa de ver cómo todos los días en la sección “Línea Directa” de El Mercurio, podemos leer permanentes reclamos por el no cumplimiento de promesas de servicio por parte de diversas empresas.

El problema empieza con la tentación de “sobre prometer”, incluso en lo que se refiere a los valores que guiarán las decisiones y acciones. No hay ningún pecado en no prometer algo. Sí lo hay en prometer lo que no se cumplirá.

Un “baño de realidad” implica hacerse la pregunta “¿Qué estamos dispuestos a hacer, a dejar de hacer, a invertir por vivir en el día a día este valor? ¿Hasta dónde estoy dispuesto a llegar para respetar este valor en el día a día?”

Las personas nos evalúan no por lo que decimos, sino que por lo que hacemos.

Lo segundo es entender que nuestra primera responsabilidad es con los propios colaboradores y sus familias. Acá también aplica la máxima de que “la caridad empieza por casa”. No se necesita sofisticar una estrategia de responsabilidad social. “Como es adentro es afuera”.

¿Qué experiencia laboral o profesional le estamos ofreciendo a nuestros colaboradores y de qué manera pueden ellos vivir y materializar sus proyectos de vida familiar a través de ella?

¿De qué manera incorporamos a nuestros colaboradores en la toma de decisiones, tomando en consideración los efectos que tienen sobre su calidad de vida en el trabajo?

Un ejemplo, para graficar este punto: cuando, debido al confinamiento por la pandemia, se implementó en muchas empresas el teletrabajo, ¿cuántas empresas les dieron las facilidades necesarias a sus colaboradores para desarrollar de buena manera esta modalidad? Nos referimos a cosas como: facilitar los equipos computacionales, impresora, silla ergonómica, pago de la cuenta de internet, entre otras.

Ello, sin considerar los efectos de tener que trabajar en un lugar físico (el domicilio) que no está adaptado para ello y donde además se tenía que convivir con las necesidades de funcionamiento doméstico (actividades de los hijos, hacer aseo, cocinar, etc.). Y cuando hablamos de efectos, nos referimos no sólo los efectos físicos, sino sobre los emocionales o sicológicos.

Como pueden ver, a partir de este ejemplo, existe espacio para vivir los valores asociados a responsabilidad social incluso antes de tener que desarrollar acciones con la comunidad.

¿Qué valores está viviendo tu organización? ¿Qué se puede hacer para cumplir con la promesa, primero que nada, a los colaboradores y sus familias?

Queremos leer sus opiniones en el espacio de comentarios, o nos pueden escribir a conversemos@acordevalor.com

La próxima semana continuaremos entregando nuestra mirada sobre cómo “hacer carne” la responsabilidad social en las organizaciones.